Aunque el tenis que conocemos hoy se juega en canchas con raquetas de última tecnología y reglas bien establecidas, su historia tiene raíces medievales fascinantes que te sorprenderán.
El tenis tiene sus orígenes en un antiguo juego francés llamado "jeu de paume" (juego de la palma), que comenzó a practicarse en el siglo XII. En ese entonces, los jugadores golpeaban una pelota con la mano, sin raquetas ni redes modernas. El juego se desarrollaba en patios cerrados de castillos y monasterios, y se volvió muy popular entre la nobleza.
Uno de sus jugadores más fanáticos fue el rey Luis X de Francia, quien incluso falleció tras un partido muy intenso (aunque no directamente por el tenis). Con el tiempo, se incorporaron guantes, luego paletas y, finalmente, raquetas de madera.
El gran salto hacia el tenis moderno ocurrió en Inglaterra en el siglo XIX. En 1874, el oficial británico Walter Clopton Wingfield patentó un juego al que llamó Sphairistikè, jugado sobre césped con raquetas y una red. Este formato evolucionó rápidamente al llamado "lawn tennis" (tenis de césped).
El primer torneo oficial de esta nueva versión del juego fue en Wimbledon, en 1877, que hasta hoy es el campeonato más prestigioso del mundo.
A fines del siglo XIX, el tenis se expandió rápidamente por Europa, Estados Unidos, Australia y otras partes del mundo. En 1926 se creó el primer circuito profesional, y desde entonces el deporte ha crecido hasta convertirse en un fenómeno global con millones de jugadores amateurs y profesionales.
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